la hija de Mena

A mi me gustaba ella a pesar de mis amores con Cristina. Siempre he sentido fascinación por las mujeres con piel de canela, ese color que brilla cuando el sol las baña de ultravioleta. Me encanta verlas desnudas y sentir que me voy a comer una guanabana.

Recuerdo cuando ella caminaba por el pasillo de la escuela con su blusa azul mal abotonoda y dejaba ver sus tiernos pechos. Todos los días merendaba un refresco rojo, dos roquetes y un pan bañado en azucar morena, como ella. Su pelo largo, infinito, adornados con un carnaval de gomitas multicolores, su sonrisa tierna matizada de picardia, diablo que aficie.

Para no romper con el curso natural de las cosas, ella tenia dos defectos: Le gustaba un muchacho jabao con aire de gringo y era hija de mena, el único policia de Baitoa. Cuando mi padre decidió que vender yuca y plátano no era suficiente para vivir como rey, senti una comezón en el corazón, mas nunca la volveria a ver, su nombre lo olvidaria.

14 años despues regresé a Baitoa, fuimos a la presa a orinar desde la compuerta, a volar chichigua, a bañarnos en arroyo arriba, a comer piña en la Zanja y a ver el pegote de concreto que hay ahora en el lugar donde estaba la casona de madera de mi abuelo. En el pueblo se celebraban las patronales dedicadas a un santo. Una rueda mecanica, sillitas voladoras, chicharrón. La reina del pueblo era paseada en el camión azul de Amable Pérez, era una diosa indigena. Iba montada en una silla adornada con dos pencas de palma.

Mas tarde en el club de leones conversaba con ella, le conté con timidez que siempre me habia gustado y como todavia recordaba los años de la escuela. Me miró con un gesto de y ete tipo!!!!. Un aspirante a pelotero, negro como la noche, de 7 pies 7 pulgadas, se acercó y con sus manos de boa se la llevó a su mesa.

Salí del simulacro de club y vi al cruzar la calle unos montantes amarrados en varas de bambú que utilizarian para explotarlos al final de las patronales. Crucé la calle y tome cuatro varas, las apunté hacia el club. Todavia hoy se ventila en los tribunales si debo o no pagar el marcapaso de doña Australia.