En la casa reposa un televisor Zenith a color con menú desplegable en la pantalla desde hace muchos años, data de los años en que las familias se sentaban a ver algún que otro programa de cierta calidad o la final de Chicago o New York donde, como si se tratase de alguna pelicula de acción donde el bien triunfa sobre el mal, podiamos adivinar que luego de las trompadas entre jugadores de bando y bando, Jordan anotaría un tiro desde la linea de tiros libres sin importar que le brinquen Patrick Ewing o algún jugador gritando: Fuck!! Fuck!! Fuck!!, he got it again!.
Una vez arrinconamos el televisor porque una pieza se le dañó con un bajón de voltaje, Tía Herminia habia decidido tomarse un baño caliente en la tina y de paso dejar caer por equivocación el secador de pelo, recuerdo que cambiaron la tina por ducha, el recuerdo a carne quemada merodeaba aún en la casa y la imagen de mi tia con los ojos brotados y la lengua afuera perduró mucho en el recuerdo de los que llegamos primero a ver que habia pasado, ni decir que estaba desnuda. Pasaron varios años hasta que nos mudamos a Santo Domingo, arrastramos con el televisor lleno de polvo y sin esperanzas de ser utilizado de nuevo. Enmanuel, hermano menor de mi madre, y no digo tio mio, despues que supe que lo metieron preso por manosear a mi prima Evelyn, lo borré de mis recuerdos infantiles entre matas de limoncillo allá por Masipedro. Bueno, Enmanuel fue el agraciado de llevarse el televisor inservible para ver si lo arreglaba y no aburrirse en la carcel. Cuando pasaron los muchos meses de condena, fui a la pieza donde estaba viviendo y me llevé el televisor; Me mudo y no tengo dinero para electrodomesticos le dije.
Mentira. Tenía dos televisores. Compré uno para la sala, de muchas e inservibles pulgadas, tenía otra en mi habitación pero quería tener algo de recuerdo de la casa de mis viejos. En el estudio la conecté y el trabajo que le hizo el hermano menor de mi madre, electrónica aprendida en la cárcel, funcionó. Claro, no tenía entradas digitales de audio y video, pero pude conectar una cajita adicional del servicio de cable. Recuerdo que lo primero que vi en el televisor, años atras, aún cuando era lo último en tecnología fue al Papa Juan Pablo ofreciendo una misa en el Faro a Colón. Mi padre asistió, vi su bigote en full color, no pasó nada fuera de lo común, me quedé con el deseo de que alguién detras del muro de la verguenza enviara un peñón prostetando por todo ese hormigón y marmol envejecido venerando a un extranjero en medias panties. Lo mas emocionante que he visto: Los seis números de la Loto que jugué y salieron uno a uno en el sorteo del miercoles.