Thursday, January 10, 2008

opps

El cielo pierde su tono azulado, se convierte en una fotocopia de los cielos de las grandes metrópolis, el gris invade llenando de tristeza a los cangrejos, prefieren meterse quedarse bajo su penca. Las gaviotas vuelan a ras del mar, sus alas se bañan de salitre y de la espuma de las olas. El ave mira su reflejo en el agua y alrededor de éste una aureola sin brillo, oscura, luego la muerte. Un bulto amarillo fosforescente cayó del cielo y aplastó al ave, ciento cincuenta kilos de cocaina que son recogidos por Napoles y Leocadio en esa playa tan bella, tan solitaria.

Amarran el gancho del winche a una argolla de acero del bulto. Lo sacan del agua y lo montan en la Kia Sportage 2006 con vidrios oscuros y sin asientos traseros. Recorren cuarenta y seis kilómetros de caminos abandonados a la espera de un grupo español con muchos euros para construir un centenar de habitaciones que serán ocupadas por amantes del All-inclusive, obreros, operarios, cajeros de bancos, oficinistas, choferes y técnicos en refrigeración que con mil ochocientos setenta y tres euros pasaran siete días de Normandy y comida reciclada. De punta a punta la mercancia será trasladada para en el camino dejar su estela de sobornos y comiciones a los generales y capos de turno, un kilito por allá, mil gramos por allá, seis onzas por aquí, dos paquetitos acá. En el camino se detienen a comer longaniza, queso de hoja, coco frio, kipes hechos por un árabe que perdió la batalla con el deseo de sus clientes de ponerle cachú hasta a los niños envueltos.

Y suena la bachata y el perreo y bajan el vidrio y le pitan a la morena con pantalones cortos apretadidos un piropo, ella no voltea y le gritan mamaguebo, tu ve! tu ve! ahi si mira! dice Leocadio. Entran al tunel del anuncio e igual que en el anuncio la llamada no se cae, alooo, alooo, dice Napoles, si tamo llegando, se le escucha decir y justo cuando va a poner el celular en la consola central, justo al lado de la palanca de cambio, una furgoneta llena de poncheras plásticas frena de golpe.

La Kia ha caido en la cuneta, las rejillas se la robaron por decima quinta vez. Ayer mimito la montaron de nuevo dice el Amet que ha llegado a usar el pito y sus manos para agilizar el tránstio y apurar a to' el azorao. Llega la grua, se salvaron dice el Amet, nos jodimos piensa Leocadio. El operador ya de reversa usa un cable de acero para amarrar la jeepeta en la plataforma. Presteme la llave para ponerlo en neutro dice el ayudante, el Amet sigue moviendo sus manos como si matase muchos mosquitos y sigue pitando y Leocadio y Napoles se miran.

Ya la Kia Sportage está en la plataforma, tienen que llevarla a un taller, se rompió el terminal izquierdo. El chofer de la grua está por arrancar, el ayudante ya está sentado en su asiento, Napoles y Leocadio se montaron nerviosos en el vehiculo. El Amet pita, hace señas, por el espejo el ayudante lo ve y le dice al chofer sentado a su lado: parate, parate, que el Amet ta haciendo seña. El agente se acerca, se sube en la plataforma, toca el vidrio del chofer y este lo baja solo hasta la mitad. Su licencia, mire aquí su licencia y cuando se la entrga su ojo derecho se pierda en la parte trasera del vehiculo recien rescatado, ohh y el asiento trasero pregunta su cerebro, ohh y ese bulto amarillo pollito pregunta su cerebro en voz baja, eso e droga le responde el sentido común. Opps, dice el cerebro de Napoles en voz baja, nos jodimos le responde el de Leocadio.

2 comments:

luima said...

Y napoles tiene cerebro?

Jenniffer G. said...

Se jodieron entonces...
Jejejejeje, me imagino el tamaño que cogio el pichirri de cada uno. :D

Que suspenso :D.