Ohhh Jehova....

Yo nunca habia sentido atracción por los cuerpos voluminosos, mejor dicho, esas mujeres con grandes caderas, muchas nalgas, cintura de avispa, algo así como Beyonce, que me causa dolor en el cuello cuando ella mueva su trasero y yo trato de seguir los movimientos con la vista. Pero la cantante pop no es el tema, es ella, la de aquí, nativa de Santiago Rodriguez, esa que trabaja en el departamento de conciliaciones.

Cada vez que coincidiamos en los estrechos pasillos forrados de mal gusto, ella bajaba la vista pero no podía ocultar esa sonrisa que hablaba entre la timidez o las ganas de verme. Una vez me acerqué a su cubículo a preguntar cualquiera pregunta estúpida, yo solo quería verla de cerca y a solas.

-Hola, como estas?
-Bien gracias, Jehova me ha regalado un lindo día.

En casa no había escuchado ese nombre para referirse a Dios, pensé que Dios es Dios y nada mas. No se a que religión pertenecía, no me importaba mucho la mía, menos la de ella. Yo solo quería verla de cerca, ver si esa sonrisa era de agrado o de burla. Será posible que cause burla mi forma de vestir, mi corbata azul o el hecho que uso el mismo color de pantalón para trabajar? Muchas veces me habían comentado si no tenía mas ropa.

Yo fui varias veces a sus misas, o ritos o que se yo como les llamen a sus encuentros. Yo estaba detrás de esa falda que delicadamente acariciaba la piel que yo quería tocar, que yo quería lamer. Las conversaciones se iban entre el paraiso que nos esperaba en el cielo y que si yo era católico romano, de esos que crucificaron a Jesús, el hijo de Jehová.

Ya andaba con mi biblia en la mano, ya no bebía, ya no fumaba, ya no jugaba blackjack ni la ruleta. Ya no me masturbaba, ya no deseaba la mujer del projimo, era a esa, la de la oficina, la de contabilidad, la de ese cubículo, la de esa sonrisa tímida, la de esas nalgas que hacían pecar al mas santo. Una tarde, de esas en que el calor es una pegajosa sensación de desear una Presidente, me dijo que había llegado el momento de tomar la decisión, de dar ese paso que nos uniria ante Jehová mediante el sagrado matrimonio.

Yo no recuerdo cual fue la botella que dio paso a mi mano bajo su falda. Solo recuerdo a sus padres alzando copas de vino, lo único que religiosamente podian beber, claro no en exceso. Es posible que la falta de costumbre o la ignorancia emborracharon a mi prometida. Recuerdo también como en la entrada de mi casa me tocó la entrepierna y me dijo que estaba caliente, pecaminosa. Se tiró en la cama y subió su falda.

.........."¡Oh, si él me besara con besos de su boca!
Porque mejores son tus amores que el vino.
A más del olor de tus suaves ungüentos,
Tu nombre es como ungüento derramado"..........

.........."El rey me ha metido en sus cámaras;
Nos gozaremos y alegraremos en ti; "..........

.......... "Los hijos de mi madre se airaron contra mí;
Me pusieron a guardar las viñas;
Y mi viña, que era mía, no guardé. "..........

Y entre verso y verso, Oh Jehová!!!!!! esto si es bueno!!!!!!!! Exclamaba ella, of course.