Wednesday, November 21, 2007

cuento de navidad

El no entiende como sus compañeros se alegran de ver la comida, desconoce si ellos saben cual es el fin de mantenerlos alimentados todo el año. Con una haraganeria espesa, se acerca a la pila donde los oinks!!! oinks!!! se traducen a: gracias señor!!!, que comida mas buena señor!!! , que rico señor!!. Mastica con inapetencia, con esa falta de entusiasmo del que conoce su miserable prospósito en la vida: Ser el centro de mesa un 24 de diciembre, acompañado de frutas de la estación, algun moro aceitoso y al menos dos tipos de ensaladas. Los meses pasan y se acerca la gran fecha, se acerca el fin de un año cargado de inusuales tormentas, epidemias, shows políticos. Levanta su cabeza tratando de mirar al cielo y reclamarle al dios de los puercos un mejor fin de año, no puedo ser yo la mascota de un niño rico-malcriado-consentido-ambicioso, dije malcriado verdad ? exclama al mismo tiempo que cierra los ojos y baja la cabeza con rapidez pues el sol le ha causado una ceguera repentina.

El omnívoro es comprado por una familia que dará una fiesta por el cincuenta aniversario de bodas de los abuelos, ciencuenta años soportandose toda clase de ñoñerias, infidelidades, pestes y los cientos de veces en que la abuela tenía que cerrar la puerta del baño y salir de la habitación si el abuelo estaba sentado en el inodoro defecando algún cocido de los que su médico de cabecera le habia prohíbido comer de noche, podemos obviar que también es navidad. Es trasladado en la cama de un camión Daihatsu color azul amarrado por el cuello con una soga gruesa, estaba tumbado tratando de evitar que el sol lo hiciera sudar, demasiado tiene con el olor impregnado de la pocilga como para oler a macuto de pescador. Lo llevan de campo en campo, de loma en loma, de verde en verde, de cañada en cañada hasta llegar a la casa de de los Perez Peña.

Todos de alegran por la llegada del cerdo. Los oinks oinks que escuha son de el cerdo de Alfredo Pérez Peña imitando al sonido de los cerdos, es el hijo mas pequeño de la pareja de ancianos; la droga, los trasnoches y su última esposa que lo dejó en bancarrota, lo han convertido en un payaso sin zapatos grandes y sin una nariz ridiculamente roja y ridiculamente redonda. Los niños se acercan, unos lo acarician, otros le retuercen el rabo, otro, como Luis Emilio, lo toca tratando de darle consuelo, le transmite un apoyo moral imperceptible para Alejandro que le da palmadas diciendo: Je je, yo na ma quiero de lo cuerito, no me den masita. El cerdo, cabizbajo, es llevado a una pileta vacia, no lo van a bañar, es el lugar para el sacrificio.

La pileta es construida con blocks, pañete liso y frotado por dentro, pañete rústico por fuera. De un lado es mas profunda que del otro, mas que para bañarse, luce como un el lugar indicado para darle muerte a un cerdo rollizo de pelos gruesos, algun animal como el. Rafael le quita la soga del cuello, le sostiene la cabeza, lo mira a los ojos, esos ojos tristes, aprieta el puñal en su mando derecha, siente un momento de duda, la sensación de que está haciendo algo cruel y perverso lo invade, de repente Faustino le arrebata el puñal y sin pensarlo dos veces se lo clava al animal debajo de la pata delantera izquierda. Se escucha un grito, un chirrido que se ahoga en el tono ronco de la bestia que empieza a desangrarse, sale mucha sangre de un color rojo intenso y se escapa por el desague, un tubo de dos pulgadas en el fondo de la pileta. Luego de media hora de agonia, la cena, digo, el cerdo, es colgado de sus patas por unos ganchos de acero que atreviesan su gruesa piel, otro herida mas grande desde el cuello hasta la barriga le han propinado, en este punto el animal muere, una muerte lenta, sin violencia, sin fatalismos, sin tragedia. Colgado, sus visceras son extraidas. Mama Tita procede a sazonarlo, Flora la asiste bañando al muerto en una mezcla de oregano, naranja agria, ajo, ajies gustosos y romero.

15 comments:

Anonymous said...

Pense que habria un final feliz... para el cerdo! :( que triste

Unknown said...

Esa historia me acuerda a mi niñez, porque tengo tio politico que es carnicero y para estos tiempos, el patio de la casa de donde vive, ya se comenzaba a sentir el movimiento de la matadera de puercos para venderlos, tanto crudo, en chicharron y asado....

Uhm!!!! que nostalgia

Jenniffer G. said...

Ya no me dan ganas de comer cerdito, los pobres, asesinados nada mas. Tienen derecho a vivir tambien.

Joan Guerrero said...

Esta es la temporada amigos. ¡A comer cerdos voladores!

Blanca said...

Tan bueno que es un cuerito...

Anonymous said...

Coño y que tu quieres?..........Desgraciao ya empezaras a bajar las ventas de lechon asao!!!!

Unknown said...

el comentario del post de alfonsito es aquí que va.

Lizzie González said...

fui vegetariana por varios año.....creo que acabo de desearlo otra vez.

has escuchado a un sapo morir??

Lizzie González said...

s
ahí esta la "ese" de año :P

Lizzie González said...

s
ahí está la "ese" de año :P

Anonymous said...

ya no kiero comer puerco
este año :(

Tatiana said...

tan sabroso que es un puerco asao, ya me quitaste las ganas, nunca me habia puesto a pensar en el pobre animal.

Rafael Vargas said...

Yo no pudiera ser vegetariano nunca. Por más sensibles que sean los comentarios. Sigue siendo ley de vida.

Y no solo lechón, sino vaca, chivo, pollo, pavo y toda la carne que uno se pueda comer.

Unknown said...

no lo habia visto desde ese punto de vista!

Ángel Antonio said...

Te pasaste, kakaka.