Confianza

Me gusta la navidad, es la única temporada del año donde tomo vacaciones. Todo esto porque los proyectos detienen su ritmo. Cuando se hacen los pagos de obra en diciembre, el día 22, los maestros y sus obreros se van a sus pueblos a preñar a sus mujeres, a beber romo, a gastar todo el dinero. Despues del 24 los obreros no vuelven a obra pues ya el 31 tienen que volver a beber, ademas, saben que los trabajos que hacen para esas fechas los van a cobrar para el próximo pago de enero y encima de todo, ya no hay dinero para el pasaje.

En esa fecha salgo en mi carro a visitar las Terrenas, Jarabacoa, Constanza, algunas veces voy a Baitoa. A Baitoa la visito en verano para las patronales, hay mucho romo en el ambiente, mucha bachata, muchas hijas de dominican-yorks que vienen con las tetas grandes y el culo bien durito, la leche de galón y los pancakes las ponen asi. La navidad pasada me fui para Samaná, al pueblo. No hay nada que hacer, nada que ver, solo montarse en una yola y esperar que la doña gorda sentada frente a ti, con un chaleco que le llega al cuello y le tapa la mitad de sus senos, te vomite los tenis, o los zapatos o peor aún, como me pasó a mi, me vomite los pies pues andas en chancletas. Llegamos a la islita esa o el cayo ese a comer pescado frito, bañarse en una playa contaminada de aguasvivas, se dice así? El asunto es que se me pegó una y duré tres dias con un ardor insoportable.

De regreso a Santo Domingo nos paramos en Nagua, cuando estará lista la bendita carretera? Nos paramos en Nagua a comer en casa del padre de Juan, un ingeniero muy humilde pero con un gran sentido de beber romo hasta morirse. Llegamos a una casa de blocks en medio de matas de coco, se nota que no hay un arquitecto cerca de la familia. La casa mantiene a pesar de todo, su toque campestre. La cocina está separada del cuerpo principal de la casa y tiene una terraza de cemento pulido en la parte de atras. En el patio, bajo una mata de mango, Don Miguel Polanco, padre de mi colega. Desde que nos vio llegar se paró como un guardia cuando ve llegar a su comandante, se quitó el sombrero, me ofreció su silla. Despues de los intercambios de mano y de saludos me dice:

-Un placei conoceile, un honoi teneilo aqui, sientase en confianza, de paso tire tre coño y dele una patá a mi perra para que se sienta como si eta fuese su casa.