Thursday, February 08, 2007

just fine

La única vez que lo hicieron el amor parados fue cuando Elias regresó de viaje y el niño queria dormir con ellos, fueron al baño y sudaron las ganas. Siete años de matrimonio y rutina, el arriba, ella abajo. Cada quien enfocado en su trabajo, los niños, la iglesia, la visita cada domingo a casas de los suegros, dominó los sábados, reunión de Amway los martes.
En los cubiculos donde está situado el fax y la ultramoderna impresora se comenta de todo. Desde el bulto que se le forma en el pantalón del VP de Operaciones, hasta los encuentros fogosos que toman vida en el parqueo soterrado del edificio central. Amanda solo escuchaba, queria opinar, pero imaginarse a su marido, aun con los lentes puestos, moviendose sobre ella con mas ganas de terminar que de seguir, no era tema digno de discutirse en este tipo de tertulia.
No fueron las conversaciones indiscretas mientras esperaba que la impresora le entregara sus documentos, ni los chismes de pasillo, ni las historias de cama de su secretaria, ni los artículos "153 formas de volverlo loco en la cama" o "208 posiciones que lo llevaran al cielo" publicados en Cosmopolitan, fue el comentario de su asistente sobre sus hermosas piernas que hicieron que Amanda sientiera una flojera en las rodillas y humedad en su ropa interior. Esa tarde camino a casa se sintió deseosa, sensual, sintió ganas de depilarse, arreglarse el pelo y desabrochar su blusa. En la casa, lo mismo de siempre, era hora de un cambio.
Ellos hablaron del tema y se dieron cuenta de la necesidad de variar, de probar, manos a la obra. Juguetes sexuales, posiciones diferentes, miel y chocolate. Una vez inviriteron roles y Elias se vistió con una falda larga y Amanda con pantalones, al final, Amanda pensando en su asistente, él en levantarse temprano. Varias semanas despues, muchos inventos despues, el problema estaba latente, no era un asunto de monotonia, era un asunto de ganas, de deseo de satisfacerla, de hacerla gozar, eso era lo que faltaba.
Sentada en su escritorio pensando en sus hijos, en su casa, en la llamada del marido para que pague la tarjeta de credito, Julio se le acercó y se quedó mirando el tímido escote de Amanda. Ella se dio cuenta y no hizo ademan para cubrirse. Desde esa tarde, el sexo con su marido se volvió mas divertido, no le importaba si Elias terminaba pronto, o si duraba mucho, si lo hacian en otra posición, ella gozaba imaginandose que Julio era quien la penetraba, una y otra vez, como aquella tarde en su escritorio.

6 comments:

Anonymous said...

Fonso, por casualidad tu estas expiando en mis oficinas? diablooo pero tu acabas de describir una situación q sucede aqui.

Joan Guerrero said...

Excitante... por algo ella quería más.
Bien fonso... mejoras en cada palabra.

dirat said...

alguien te esta poniendo viagra en la comida, cuidate fonso. se te va a secar el ripio.

*-. aliCe .-* said...

guay, i like

Anonymous said...

This bolg is getting very steamy...

Palanteflash said...

felicidades a julio!!!cuanto fuego en esas oficina.

saludos