Perras

A Francine la conocí saliendo de una fiesta en la playa donde se le rindió tributo a un tiguere que se pasó poniendo la noche entera una sinfonia de beats y sonidos sin melodia, no habia un Do, un Re, un Mi, un Fa, un So, un La, un Si por parte. Si habian muchos lasers de color verde, mucho humo, mucha pastilla, mucha agua. Ella es una francesa de unos treinta y ocho años de edad, flaca por los ochos años de mal pasar en el país, pero con unos ojos azules hermosos, un acento que oculta su procedencia y un bello apartamento de playa donde todos los muebles eran para enanos o fueron comprados a un japones. La cama no tenia patas, el comedor solo estaba 30 cms por encima del suelo. Todo el lugar inspiraba sentarse a hablar, escuhar música y consumir todas las drogas incluyendo té de hongos. Esa noche andaba sin preservativos por lo que no la penetré, me dediqué a besarla, a tocarla, a penetrarla con mis dedos mientras ella se retorcía en la cama. Luego de sentir su primer orgasmo en días, me pidió permiso para fumarse o inyectarse algo, no hice mucho caso y me dormí. En la mañana fui levantado por dos perras lamiendome la cara, vi a Francine en la cocina vomitando en el fregadero, me puse los pantalones, las chancletas, dije nos vemos, su mano diciendo adios o esperate fue su respuesta, anoté mi número en un pedazo de papel y lo dejé encima de la cama, me largué, no paraba de vomitar. Seguimos viendonos por dos meses, los viernes en la noche y los domingos por las tardes, las perras siempre estaban amarradas en el patio, se lo pedí pues eran muy juguetonas y ya me habian mordido dos pantalones. Tenia copia de la llave del apartamento y usaba el parqueo asignado.

Acabo de poner en dos periodicos de circulación nacional un anuncio para la venta de dos perras Boxers, raza pura de verdad. Una tiene ocho meses, la otra catorce. Una se llama Mia, la otra Perra, Mia es hija de Perra. Son de color marrón con unas manchas comiquisimas en sus cabezas, las orejas son de diferentes tonos y en lomo Mia tiene una mancha negra muy parecida a la isla de Cuba, Perra no tiene manchas en su cuerpo. Las vendo porque no puedo seguir pagando la consulta del sicólogo de animales que las atiende. Tienen un problema de obediencia, pues están confundidas con sus nombres. Yo las empecé a llamar Mia y Perra cuando Francine me las dejó para que las cuide cuando se fue a Francia a firmar los papeles de la herencia de sus padres, un belga y una alemana. Francine me dejó una nota en su mal español mezclado con su mal pulso debido a la coca y la piedra que les venden Los Argentinos de White Sand. La nota tenia muchas palabras mal escritas, sin concordancia, metiendo el plural por el singular, la h que no se pronuncia tampoco estaba escrita. Al final, cuando leí las dos hojas ocho y media por once, entendí vuelvo pronto, cuidame a Mia y a Perra. El flaco, un encargado de la farmacia Caracoles, me dijo: "Yo interpreto, gracias a mis años viendo recetas de médicos haraganas que escriben Turón 20 para decir Tusibrón 20 mlg, que en la nota ella dice que espera volver pronto y que cuides a mis perras, no a Mia y a Perra como interpretas."