Un domingo diferente

Mi madre era una mujer devota de su casa y de su iglesia. Siempre participaba de los grupos de oración, de visitas a las carceles, y organizaba rifas de carros de lujo para la construcción del edificio multiusos de la parroquia, claro, obligaba a mi padre a presentar un presupuesto con cero porciento de ganancias todo para la ayuda del señor. Una de esas actividades coordinada por ella fue una gira para llevar a jovencitos y jovencitas a la playa, muchachos y muchachas pobres que no han tenido la oportunidad ni siquiera de participar en una gira. Una de las ocurrencias del parroco apoyada por mi madre. Las parroquianos debian pagar los autobuses, la comida y acompañarlos todo el día, un encuentro con los pobre, una forma de unir las clases, bla, bla, bla le dijo mi papá cuando nos avisó que el próximo domingo ibamos rumbo a Guayacanes en guagas amarillas a comer spaguettis con pan y yaniqueques.

El domingo en la mañana en el parqueo de la iglesia tres guaguas amarillas, los vecinos que cayeron en el gancho y al menos cien muchachos. En el camino cantaron las bachatas del momento y aunque mi madre se opuso se hizo un concurso de golpes de barriga a ritmo de Don Omar y Winsin y Yandel. Me sorprendi que muchos personas juntas no habian visitado la playa, una semana antes me habia encontrado ridiculo el asunto, en ese momento comprendi que no solo dando cinco pesos al tuerto que pide en la esquina se hace una buena obra, que no solo ayudando a cruzar la calle a la vieja y a su nieta, ser solidario va mas allá. Para ellos el azul del mar y arena en los pies valian mas que recibir una funda con los jeans y tenis que por capricho no queria usar, o las camisas que doné a la iglesia cuando necesitaba espacio en el closet.

Al final de la tarde, dos vomitaron en la guagua por falta de costumbre, dos ambulancias llevaban a los muchachos que por poco morian ahogados, no sobró spaguettis ni pan, el yaniquequero hizo su agosto. Llegamos a la parroquía, el grupos de muchachos se despidieron con gritos y aplausos. Supongo que esa tarde todos aprendimos algo nuevo, al menos yo si.