pepper

El conductor acaba de reunirse extraoficialmente con la vendedora de aditivos. Se han paseado por La Oficina. Un club sandwich, dos pequeñas, muchas ganas de olvidarse de su cuadrada mujer, muchas ganas de cerrar la venta del mes. Besos y abrazos, trago y trago, jabón de cuaba para no dejar aromas que adviertan a la doña que su hombre ha llegado limpio a casa despues de 16 horas extenuantes de trabajo. Y salen contentos.

En el camino de regreso las sonrisas forzadas, las conversaciones estúpidas, suena el celular y se le cae al conductor, baja la cabeza para buscarlo, no lo encuentra, hace movimientos torpes con su carro, zig zag, encuentra el celular, levanta la cabeza, la placa de un camión se ve muy cerca, un frenazo que llama la atención del Amet que menos multas tiene de la ciudad, le hacen seña, que se detenga.

-Digame comando.

-Comando le digo. Oiga, uté debe saber porque lo paro.

-No señor, no. Me sorprende pues no he hecho nada, tengo mi cinturón puesto, tengo revista, el recibo de la revista, botiquín, ando por debajo del límite de velocidad, no llevo bebidas alcoholicas y mi seguro full está al día.

Y la mejor cerveza, la del verdadero sabor, tiene la particularidad que deja un tufo enorme a cualquier mortal, por mas pedacitos de servilletas que usted mastique, por mas longaniza que usted coma, es dificil camuflajear el rechín de cebada.

-Señor, uté ta manejando temerariamente, ademá hizo un corte de patelito fass an de furius, por favor, salga del vehiculo para una prueba del nuevo aparato opresor, el alcoholímetro, tiene la capacidad de medir el grado de borrachera de la gente, detecta el asma y cura el pecho apretao, su única deventaja e que puede pegar hata el sida, pue nosotro, la autoridad, no ha comprao la cantidá suficiente de boquilla, el dominicano e lo que ma bebe.

-Señor, yo no he hecho nada, solo han sido dos pequeñas. El conductor está nervioso, le pide a Dios que de los dos millones de vehículos que circulan a las siete de la noche por la autopista de San Isidro ninguno sea de un amigo, primo, tio, compañero de trabajo, amiga de su esposa, un cobrador o su amigo chismoso, el que suelta todo en los juegos de pelota suave, digo, softball.

-Ehhh, señor, mantenga la ditancia y el repeto, que lo voy a rociar. No se acerque.

-Pero si ni estoy caminando, le explico que...

-Señor no me suba la vo.

-Pero ni alterado estoy, le estoy pidiendo que

Shhhhhhh, mire que e la autoridá, Shhhhhhhhhh, al piso, coño, al piso Shhhhhhhhh.

Y ni un piquete a los ojos, ni una cebolla roja, ni el mismo diablo con mal aliento arde mas que ese gas pimienta, el conductor cae de rodillas con la mano en los ojos y cada vez que se soba, mas le arde y grita como una niña: Ay me pica, ay me pica. La joven vendedora se desmonta del vehiculo y camina hacia la plaza, toma su celular para pedir un taxi. Ay me pica, ay me pica, sigue gritando el conductor, el Amet le dice: tese quieto, tese quieto que puede perder un ojo, coño y un periodista le toma una foto que saldrá en primera plana. Le dirá el conductor a su mujer que estaba en La Oficina?