El incipiente novio

41 años y un Volkswagen 1600 cc azul, alemán, con muchos detalles cromados, incluidos los espejos retrovisores. Vive en el Ensanche Ortega #12, sin importar que dos casas mas tengan el mismo número, ese es su número de la suerte, ha ganado seis premios con ese número. Vive con su madre en la única casa con techo de hormigón, Bonifacio aun es soltero, nunca ha tenido novia.

Camisa a cuadros, pantalones de tela siempre, botas para trabajar, es supervisor de seguridad ocupacional en una empresa tabaquera. Tiene en Villa Gonzalez doce tareas de tierra sembradas de tabaco, no le va mal. Su madre le prepara avena todos los días, nunca falta coca cola en el almuerzo y un mangú acompañado de queso frito o salami de cena.

-Bonifacio, la gente tan chismosa, tu sabes, andan diciendo que a ti no te gustan las mujeres, que por eso no tienes mujer e hijos.

-Mamá, se lo he dicho muchas veces, no me he casado porque no he encontrado la mujer ideal. Le respondió mientras se llevaba a la boca un pedazo de longaniza sostenido con el indice y pulgar de su mano derecha. Abria la boca y mordia evitando engrasarse los labios.

-Tu sabes que yo siempre te cuidaré, pero y si te falto?

-Mamá, no hable de eso, pero no se preocupe que encontraré la mia.

Bonifacio y su madre visitaban la finca que tenian en San José, siete kilómetros despues de la cementera. Don Epifanio, su padre, murió hace diez años, le pidió antes de morir que le dejara ver un nieto a su madre, ya que a él no lo pudo complacer. Esa tarde a sugerencia de la madre de Bonifacio visitaron a Flora. Las conversaciones sin sentido transcurrian entre una taza de café caliente que bebian con mucho gusto, Bonifacio se llevaba la pequeña taza a su boca sosteniendola con el dedo indice y el pulgar, el feo ademán del meñique levantado estaba incluido.

-Pues bien, Bonifacio, que te parece Johanny?

-Es muy linda. Respondió.

-Linda y fajadora, e muy diligente, no jode ni fuñe, lo unico que le pido e que no me la maitrate, me le ayude con la univeisidá, ella quiere sei dotora, no me la goipé, que ni el pai de ella me le puso la mano, ei dia que le levantó la mano pa daile, me le puse alante y le dije que si la topaba lo picaba ahi mimito con un colin que tengo, eso aplica pa' uté y con mucho repeto, me ecusa ei atrevimiento.

Como mercancía de mercado se llevaron a Johanny, una india bella, pelo negro y lacio que cubria toda su espalda. Su piel era delicada, tenia unos ojos que brillaban hasta en la oscuridad, su cuerpo fue torneado por los dioses.

-Hay que llevar a la jovencita al médico, hacerle análisis y revisarla.

-Como que revisarla?

-Oh, coño, pero tan, pero tan pendejo eres? Coñooooo, Bonifacio, coño, y tu vas a meter a tu cama una mujer manoseada.

-Bueno, mamá, yo no estaba pensando en eso.

-Coño, pero voy a llegar a creer que eres maricón.

Llevaron a la joven a la clínica Corominas. La revisaron entera, como si fuese un carro usado, analisis de la sangre, orina y heces fecales. La llevaron donde el ginecólogo. Este pidió que salieran del consultorio a Bonifacio y a su madre. Hizo los chequeos de rigor, pidió mas análisis, la revisó como debía ser. Al termino de la consulta le dijo a la madre de Bonifacio que el miercoles de la semana próxima entregaba los resultados.

La jovencita se adaptaba a su nueva vida, no hablaba mucho, ella y Bonifacio dormian en cuartos separados, la madre prohibió que durmieran juntos antes de la boda. A Bonifacio no le importaba mucho. La semana pasó, llegó el miercoles, una llamada irrumpió la tranquilidad del almuerzo.

-Si, si, habla la madre de Bonifacio.

-Si, si , doctor, me puede decir a mi, no hay problema.

-Anjá.

-Anjá.

-Si, que mas?

-Pero y aquello?

-Gracias doctor pase buenas tardes.

Colgó el telefono, se acercó donde Bonifacio quien comia lentamente un suculento locrio de pollo, lo besó en la cabeza. Miró a Johanny a los ojos y le dijo cuerazo mientras tomaba de la mesa el cuchillo con que minutos antes habia partido un delicioso aguacate, se lo clavó en el estómago. Maldita coño, maldita, le dijo mientras hundia cada vez mas el arma blanca. Bonifacio abrió los ojos sorprendido, se abalanzó sobre su madre pero ya era muy tarde. Todo el barrio observaba mientras era sacado el cuerpo de la joven por la policia y se sorprendieron mas aun cuando se llevaron a la madre de Bonifacio esposada.

Dias despues, Bonifacio fue a visitar a su madre. Le llevaba comida, agua, ropa limpia, fue acompañado de Josué, el encargado de la finca de tabaco en Villa Gonzalez.

-Mamá, mi doña, como está?

-Mal mi hijo, pero no me arrepiento, que se cree la gente, esa muchacha no era virgen.

-Mamá no la entiendo, mire lo que ha hecho, y ahora?

-Nada mi hijo, tengo que aceptar mi responsabilidad, he obrado mal, lo se.

-Mamá de verdad que no me cabe en la cabeza todavia lo que hizo, si usted queria un nietro, para que tanto embromar con que si era virgen o no.

-Y te ibas a acostar con una mujer impura, manoseada por un loco cualquiera, ehhh?

-Pero eso que importa, madre eso no es nada, mamá.

-Coño otra vez, coño Bonifacio, te vas a seguir dejando coger de pendejo?

-No doña, no.

-Entonces?

-Entonces, que, si usted queria un nieto, nada mas tenia que pedirlo. No importa con quien, gran cosa que la muchacha sea virgen, o donde usted cree que yo saqué a Josué?

-A Josué, Bonifacio, coño, de que tu me ta hablando?

-Mamá, son 41 oiste, cua-ren-ta y u-no.