crisis

Necesitamos una varita magica, no un hada. Demasiadas bellaquerias han concedido a los encorbatados de Wall Street y mira donde estamos: Una nube negra de incertidumbre y malos agüeros nos cubre desde Estados Unidos hasta Japón, donde me cuentan que ya empezaron a fregar los palitos para comer. Los periodicos se han vuelto aburridos: Solo cambian el nombre de una multinacional, la cifra de despidos no varia. Pues bien, estamos en crisis, y la sentimos en la calle, en la gente, en los bolsillos, en las sonrisas, en la etiqueta de CocaCola de las botellas de plástico, se nota con la disminucion de niños adoptados por la Jolie o en el garaje de Jay Leno que solo tiene cientosiete.

En este justo momento hay dos grupos que no sienten la crisis, bueno, nunca han sentido. Los ricos-ricos y los pobres-pobres. Unos estan regarduados entre sus apartamentos de lujos y sesiones de spas con piedras volcánicas del Pacaya; los otros entre las moscas, polvo y ayuda que llega del cielo en aviones de la ONU. No queremos crisis en los jovenes que van a estudiar, en los que escriben, los que pitan, los que protestan. Debe prevalecer el amor, la paz, la amistad, el arte, la música, la alegria.

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