Tuesday, September 23, 2014

Regresa

El sol quema.  El azul del mar se impone. Las olas mueren en la orilla, como kamikazes. El viento trae partículas que se adhieren a la piel. Arena en los pies, arena el pelo, en mi cara, en la tuya. 

Cuando me dijiste que estabas atrasada no me preocupé.  No estaba tratando de ocultar mi temor de que estuvieses embarazada en medio de este debacle financiero; sin trabajo y el negocio pintando números rojos por cuarto mes consecutivo.  Qué dicen las estadísticas sobre mortalidad infantil en esta era? Donde comen dos come un tercero, dicen.  Las constantes visitas al baño y ese desmayo en el bote de Tico, JA! Laboratorio contigo, de sangre el examen, resultados el mismo día, qué voy a hacer, qué vamos a hacer, lo vamos a tener, no quiero verte, lo tendré sola, es mi hijo también, qué felicidad, qué desgracia, vete, quédate, seremos tias, seremos tios, vamos y dile a tu mamá, positivo.

Riete un chin más, no seas así. Déjame verte sonreir un chin más y no te vayas de mi lado nunca más. Tu sonrisa es única.  Es un colibrí que se posa en una margarita, un sol de primavera.  Tu sonrisa corta el oxígeno, paraliza el corazón en un instante.  Bésame y reviveme.

El primer coño es una alarma.  El hombre ha perdido su capacidad de observar, analizar, decidir.  No se puede pretender estar en completa felicidad, con un estado de ánimo capaz de encender un auto cuya batería no alcanza para la luz parpadeante de un celular lleno de mensajes.  La convivencia es el primer reto al que se enfrentan las parejas. Compartir una cama, los primeros quince minutos despierto, tener que entrar al baño después de tu pareja.  8 billones de almas esperando encontrar quien no se sienta molesto con la manía de quedarse mirando a tu ser amado mientras duerme. Coño, coño tú si jode, coño tú si jode coñaso! Una progresión que termina con un manotazo o un pequeño empujón.  Hice malestas, me marché.

El vello de tu espalda, dorado como el trigo, dibuja un sendero que va desde tu cuello hasta tus nalgas. Lleno de ondas y remolinos, embrujando a aquel que quiera perderse horas en el, haciendo infinito el paseo.  

En la mesa estamos todos pendiente a quien hará el primer comentario.  Hoy al parecer el pulso anda agitado, no hay quien se coma la pasta, la carne está dura y la ensalada es de sal.  Desde que en esta casa de habló de divorcio todo el mundo tiene una cara de espanto, de pena, un funeral sin muerto.  Fuimos a terapia, modernidades del mundo de hoy, pagar para escuchar lo que ya has decidido; es que se escucha lindo cuando te dicen pero te brillan los ojos cuando hablas de ella, es una buena mujer no es razón para estar con ella. Me alejé según me recomendaron, no la busqué, no la llamé, no le escribí, no le dejé flores.


Es con hambre, con mala fe, con gula, con maldad, con ganas.  Así como los depredadores observan su presa, planean el ataque, ejecutan la estrategia.  Como una fiera, una máquina al tope de revoluciones, un cohete que va a la luna, una pela.


Las horas son más largas los domingos.  Ves dos capítulos de tu serie favorita, sales a almorzar, comes, bebes un café, ves el último documental sobre cambio climático y son las tres y quince de la tarde.  Das una vuelta por la ciudad, visitas a tu abuela enferma, te comes un helado, llamas a tu hijo, ven una película, ocho y cuarenta de la noche.  Y llego a casa y tú no estás.  No hay conversación perdida, no hay masajes en los pies, no hay cena en la cama, no hay el último CD de The Black Keys o Little Dragons.  No hay fotos que quiero que veas, no hay planes de viajes ni presupuestos para conciertos.


Ven. Regresa.

Sunday, May 11, 2014

Memorias

Yo sabía que eso de venir desde Santiago hasta este ensayo de ciudad no iba a funcionar como lo planificamos. Vivimos a hora y media de distancia, a 150 kilómetros de ganas y tu pantie mojado y mi guebo erecto y es miércoles y viene paja y quieres que me aguante hasta el viernes, que la quieres en las tetas y que mi leche es tuya.

Hace días que te noto extraña.  No te ries de mis chistes y te tardas en contestar mis mensajes; todo está bien, todo está bien es lo que dices.  Yo lo que quiero es que llegue el viernes.  Una larga charla, dos birras alemanas, cena ligera porque lo que nos espera es candela; nadie quiere una indigestión o dormirse después del primer polvo. Mis ingresos no me permiten verte tanto como quisiera.

Son las seis y llueve en la ciudad.  El clima se vuelve un estimulante del apetito sexual y es la cuarta vez que te llamo y no respondes a mis llamadas.  No me preocupo, eres muy trabajadora y no tienes hora para salir de esa oficina.  Además,  ese buche que siempre tienes en el bolsillo interior de tu cartera te va a poner ready,  rápida,  ansiosa, puta, perra.

Y yo que no soy de ahí,  me bebo mi segundo whisky, plain, doce años,  nunca menos.  Un red bull y con eso tengo, la liga perfecta, mi posima secreta. Con eso puedo keep going and going como el conejito de la pila aquella, ahora bien, si me dices al oído soy tu perra, echamela en la boca, qué rica tu leche, pausa obligada,  pero dame un chance and ready or not, here I come, you can't hide.

Son las nueve ya. Ese last seen me preocupa: 5:45 pm.  Fuck. Y ahora qué?  Yo no soy muy de seguir llamando, insistiendo, pasar por tu oficina a ver si está tu carro ahí, o por tu casa, o por la casa de tu amiga, o por la casa de tu ex,  con el que nunca te dejaré de celar, aunque no te lo diga. Y ya lo hice todo.  Y ya pasé por tu oficina, por tu casa y qué vaina e' coño! Pasé por donde ese mamaguebo! Gran vaina! Déjeme vivir con mi maldita inseguridad! !! ( Al pasar se me aceleró un chin el corazón,  pero eso lo cuento después).

Y mierda. Tiré la toalla. Solté. De amanecida.  Ponme dos sábanas que ese aire pita. Huele a mistolin. El piso pegajoso.  Y esas luces tan charlies.  Y haciéndome una paja viendo porno. Y mi imagen en cuero reflejándose en todos los espejos.

Monday, March 31, 2014

Cosas que se comparten

Desde mi habitación veo el patio de esa casa castigada por el tiempo y el poco dinero.  La grama es maleza y una silla de plástico apoyada a la pared porque le falta una o dos patas, de aquí no se distingue bien.  He visto en ese patio a varios manganzones fumando hierba o yerba, no se cuál sería el término apropiado (Recuerdo una vez una charla en el colegio sobre drogas y la encargada, una ex adicta al crack, mencionaba perico, piedra, pipa, merma, papelitos, grasa y yo en el aire).  He visto a una jovencita en pantalones cortos muy cortos acostada en la grama, de noche, mirando las estrellas, con una blusita corta bien corta y sus pezones grandes muy grandes marcados.  He visto a un señor orinando una borrachera.  He visto sábanas de muchos colores tomando sol.

Parece que la tragedía llegó a esa casa en forma  de que esa muchacha que se acostaba en la grama a ver las estrella dejó de respirar un día.  En los días siguientes al suceso no podía dormir por los gritos desesperados de la madre.  Lllamaba a su hija, le preguntaba al todo poderoso por qué se la llevó, culpaba al marido borrachón.  Imploraba que la partiera un rayo.  Esa escena se repitió por muchos días, tantos que perdí la cuenta, tantos que un día no volvió a pasar.

Estaba en mi cama mirando al techo, admirando mi abánico KDK girar y girar sin quejarse; preguntandome si existe algún reporte sobre accidentes provocados por un abánico que se cansó de dar vueltas.  Mierda tu maldita madre, no me vas a dejar descansar, que es tanto calor que tú tienes!!  Bañate mamañema!!!!  Ponme en tres por lo menos!!! No? pues atiende ahora.....  De repente un sollozo me saca de mi delirio.  Y sigue, no para, la silla de tres o dos patas aguanta a la madre, que en voz baja pregunta por su hija que dónde está, que por qué se fue...Vuelve, vuelve hija mía, exclamaba entre lagrimas y moco.  Con un dolor en el pecho, con un dolor en el lado izquierdo de la cabeza, con las articulaciones entumecidas, meciendo su cabeza, dándose en el pecho, pidiendo perdón.

Y así pasó el siguiente viernes y el otro y el siguiente.  Yo la veo por mi ventana y siempre derramo una lagrima. Mi dolor y el de ella no es el mismo, pero la entiendo y lo comparto. Ella allá, yo aquí, todos los viernes.  Ella se aferra a su patio lleno de maleza, ese donde, creo que Alejandra se llama, se acostaba por las noches de cielo lleno de estrellas.  Ahí conversa con ella, ahí le dice que la extraña, que por qué no le habla, que cuando la verá de nuevo.  Yo aquí bajo el piadoso KDK, pasando mis dedos por una foto arrugada, me pregunto lo mismo.