El sol quema. El azul del mar se impone. Las olas mueren en la orilla, como kamikazes. El viento trae partículas que se adhieren a la piel. Arena en los pies, arena el pelo, en mi cara, en la tuya.
Cuando me dijiste que estabas atrasada no me preocupé. No estaba tratando de ocultar mi temor de que estuvieses embarazada en medio de este debacle financiero; sin trabajo y el negocio pintando números rojos por cuarto mes consecutivo. Qué dicen las estadísticas sobre mortalidad infantil en esta era? Donde comen dos come un tercero, dicen. Las constantes visitas al baño y ese desmayo en el bote de Tico, JA! Laboratorio contigo, de sangre el examen, resultados el mismo día, qué voy a hacer, qué vamos a hacer, lo vamos a tener, no quiero verte, lo tendré sola, es mi hijo también, qué felicidad, qué desgracia, vete, quédate, seremos tias, seremos tios, vamos y dile a tu mamá, positivo.
Riete un chin más, no seas así. Déjame verte sonreir un chin más y no te vayas de mi lado nunca más. Tu sonrisa es única. Es un colibrí que se posa en una margarita, un sol de primavera. Tu sonrisa corta el oxígeno, paraliza el corazón en un instante. Bésame y reviveme.
El primer coño es una alarma. El hombre ha perdido su capacidad de observar, analizar, decidir. No se puede pretender estar en completa felicidad, con un estado de ánimo capaz de encender un auto cuya batería no alcanza para la luz parpadeante de un celular lleno de mensajes. La convivencia es el primer reto al que se enfrentan las parejas. Compartir una cama, los primeros quince minutos despierto, tener que entrar al baño después de tu pareja. 8 billones de almas esperando encontrar quien no se sienta molesto con la manía de quedarse mirando a tu ser amado mientras duerme. Coño, coño tú si jode, coño tú si jode coñaso! Una progresión que termina con un manotazo o un pequeño empujón. Hice malestas, me marché.
El vello de tu espalda, dorado como el trigo, dibuja un sendero que va desde tu cuello hasta tus nalgas. Lleno de ondas y remolinos, embrujando a aquel que quiera perderse horas en el, haciendo infinito el paseo.
En la mesa estamos todos pendiente a quien hará el primer comentario. Hoy al parecer el pulso anda agitado, no hay quien se coma la pasta, la carne está dura y la ensalada es de sal. Desde que en esta casa de habló de divorcio todo el mundo tiene una cara de espanto, de pena, un funeral sin muerto. Fuimos a terapia, modernidades del mundo de hoy, pagar para escuchar lo que ya has decidido; es que se escucha lindo cuando te dicen pero te brillan los ojos cuando hablas de ella, es una buena mujer no es razón para estar con ella. Me alejé según me recomendaron, no la busqué, no la llamé, no le escribí, no le dejé flores.
Es con hambre, con mala fe, con gula, con maldad, con ganas. Así como los depredadores observan su presa, planean el ataque, ejecutan la estrategia. Como una fiera, una máquina al tope de revoluciones, un cohete que va a la luna, una pela.
Las horas son más largas los domingos. Ves dos capítulos de tu serie favorita, sales a almorzar, comes, bebes un café, ves el último documental sobre cambio climático y son las tres y quince de la tarde. Das una vuelta por la ciudad, visitas a tu abuela enferma, te comes un helado, llamas a tu hijo, ven una película, ocho y cuarenta de la noche. Y llego a casa y tú no estás. No hay conversación perdida, no hay masajes en los pies, no hay cena en la cama, no hay el último CD de The Black Keys o Little Dragons. No hay fotos que quiero que veas, no hay planes de viajes ni presupuestos para conciertos.
Ven. Regresa.